El deseo mimético, el concepto de René Girard, condiciona tus preferencias. Lo que quieres está influenciado por lo que te rodea, tus deseos no son nunca tuyos, te gusta porque viste alguien haciéndolo (View Highlight)
El niño, a diferencia del adulto, no sabe mentir en las preferencias. Solo el adulto tiene la ridícula habilidad de mentirse en lo que quiere (View Highlight)
El cocinero atraviesa un mal momento pero enciende los fogones y todos los problemas desaparecen. Las tareas, si te las tomas en serio, tienen ese efecto liberador (View Highlight)
El corsé que te pusiste cuando cumpliste la mayoría, lo que se espera de ti como adulto, te impide disfrutar de la vida (View Highlight)
Tengo muy presente a Girard, sé que mi acción consciente en el presente puede afectar un futuro deseo inconsciente. Ese es el verdadero peligro, ese es el horror de la clase media, que de tanto repetirlo en Instagram termine gustándoles el decorado. Una semana en Bali y un año entero contándolo. (View Highlight)
Identificar los motores, internos y externos, es el primer paso para controlarlos, entiende cómo funciona el mecanismo del deseo para reforzarlo o silenciarlo (View Highlight)
Nadie nunca le avisó del juego perdedor para el que llevaba años preparándose. El problema es siempre el mismo: es muy difícil decir que no cuando te ponen los billetes encima de la mesa. (View Highlight)
No controlas tus deseos pero sí puedes huir de ellos. Es ahora cuestión de valentía, para dimitir cuando no estés en el sitio correcto. Es siempre jodido, especialmente cuando tienes éxito. Abandonar no es de cobardes, abandonar es de valientes. Nunca es fácil reconocer que perdiste el tiempo. (View Highlight)
En la negativa a correr para subirte a un tren me he dado cuenta del auténtico valor de la elegancia y la estética en la conducta, esa sensación de ostentar el control de mi tiempo, mis planes y mi vida. (View Highlight)
no ajustarse a la idea de éxito que los demás esperan de uno solo es doloroso si eso es lo que se anda buscando. Si así lo decide, uno se coloca por encima de la febril competitividad de la vida moderna, la carrera de la rata y de la jerarquía, no fuera de ellas. Dejar un trabajo bien pagado, si es por decisión propia, parecerá más beneficioso que la utilidad del dinero en ello implicado (View Highlight)
La madre naturaleza nos ha dado algunos mecanismos de defensa; como en la fábula de Esopo, uno de ellos es nuestra capacidad de considerar que las uvas que no alcanzamos, o que no conseguimos alcanzar, están verdes. Pero resulta aún más gratificante un rechazo y desdén previos agresivamente estoicos. Seamos agresivos; seamos el que dimite, si tenemos agallas para ello. (View Highlight)
