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Highlights

  • Xavier Ferràs Hernández, decano asociado del Executive MBA de Esade, ha creado un nuevo modelo que muestra de qué forma los Estados pueden facilitar iniciativas para promover la innovación, y cómo las empresas deberían invertir recursos en una combinación de proyectos de alto y bajo riesgo para crear clústeres de innovación. (View Highlight)
  • Tradicionalmente, las decisiones económicas en innovación encajan en una de estas dos áreas: las que tienen un riesgo de fracaso bajo y un potencial de retribución bajo, y aquellas cuyo riesgo de fracaso es alto pero que también ofrecen un potencial de retribución alto. Estas son las áreas racionales de la matriz de la innovación. (View Highlight)
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  • En dicha matriz, la innovación de riesgo bajo y retribución baja se ilustra en color rojo y suele corresponder a espacios de mercado conocidos y saturados. La innovación de riesgo alto y retribución alta se ilustra en color azul y corresponde a nuevos espacios de mercado en los que no hay competencia. (View Highlight)
  • En lugar de identificar formas de avanzar en mercados ya probados, la innovación azul crea nuevos mercados de consumo (View Highlight)
  • La competencia que hay en el espectro rojo (un mercado muy saturado) requiere realizar mejoras continuas en innovación. Un buen ejemplo de innovación roja es el progreso del fabricante de automóviles, Toyota, entre 1960 y 1990, cuando la marca japonesa extendió sus amplias instalaciones de fabricación, investigación y diseño para establecerse como un nombre reconocido en Europa. (View Highlight)
  • El espectro de riesgo alto e inversión alta (innovación azul) incluye las tecnologías disruptivas. En lugar de identificar formas de avanzar en mercados ya probados, este tipo de innovación crea mercados que consumen el producto. Las innovaciones azules derivan en productos transformadores, y a menudo revolucionarios, como el automóvil o el ordenador personal, fruto de un desbordamiento del conocimiento acumulado durante años. Cuando aparecen, hacen que se prescinda de lo anterior, como sucedió cuando la cámara digital sustituyó a los carretes de fotos y a los productos químicos del cuarto oscuro de revelado. (View Highlight)
  • La innovación roja y la innovación azul representan los riesgos económicos tradicionales de la innovación, pero Ferràs Hernández amplía esta matriz añadiéndole dos modelos más: el dorado y el blanco. El modelo de innovación dorada representa un riesgo bajo con una retribución alta. La innovación dorada genera empresas sencillas y extremadamente escalables que son muy atractivas para los inversores. (View Highlight)
  • Las oportunidades doradas pueden ser interesantes a corto plazo, pero no suelen crear grandes barreras de entrada para la competencia (View Highlight)
  • El siglo XXI ha sido testigo de una explosión de innovación dorada. Facebook fue pionero en el panorama del mundo digital formado por otros gigantes de las redes sociales, junto con Airbnb, Uber y WhatsApp. Otros modelos de negocio físicos, como Starbucks, Ikea y McDonalds, también entrarían en la clasificación de oportunidades de innovación dorada: son sencillos, son escalables y tienen éxito a escala mundial. (View Highlight)
  • Pero, aunque las oportunidades doradas son muy interesantes para los mercados financieros a corto plazo, no suelen crear grandes barreras de entrada para la competencia y pueden pasar rápidamente a estar en la zona roja. (View Highlight)
  • El último segmento de la matriz, la innovación blanca, representa la innovación de riesgo alto con potencial de retribución bajo. Sin embargo, aunque dicho segmento pueda parecer irracional, este tipo de innovaciones (como pueden ser la exploración lunar o la secuenciación del genoma humano) amplían los límites del conocimiento humano y sientan las bases de la tecnología futura. (View Highlight)
  • El ejemplo más prolífico de la capacidad transformadora de la tecnología blanca podría ser Internet. Una tecnología que se desarrolló en un ámbito científico y militar, y que generó un valor económico que resulta imposible cuantificar. (View Highlight)
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  • También es el ejemplo perfecto de la forma en que la innovación blanca allana el terreno a la azul: sin Internet, la innovación digital del siglo XXI no hubiera sido posible. Es en estos espacios de innovación azul donde las empresas hacen que las tecnologías avancen y proporcionan las oportunidades de inversión de alto valor (inteligencia artificial, productos biofarmacéuticos, semiconductores e ingeniería aeroespacial, entre muchos otros) que promueven la innovación. (View Highlight)
  • La innovación blanca es de riesgo alto y retribución baja, pero sienta las bases de las tecnologías del futuro (View Highlight)
  • Empresas como Google, Apple, Moderna y Open AI están ampliando los límites de la innovación y creando un efecto acumulativo de fuerzas económicas positivas. Son empresas creadas en base a unas capacidades tecnológicas únicas de las que son propietarias y que, a su vez, traen consigo ecosistemas de start-ups, inversores, empresas ya establecidas y centros de investigación. (View Highlight)
  • Los clústeres de ecosistemas que hay actualmente en zonas como Silicon Valley, Taiwán y Corea del Sur son el resultado de una actuación política deliberada. Para que otros Estados creen naciones que sean un éxito en innovación, es necesario que reconozcan el papel que juegan las tecnologías disruptivas en el crecimiento económico y desarrollen políticas que fomenten la innovación y ofrezcan incentivos a las empresas con una alta concentración en I+D. (View Highlight)
  • En el ámbito corporativo, Ferràs Hernández apunta que las empresas deberían evitar centrarse únicamente en las áreas de innovación seguras y rojas y, en lugar de ello, facilitar una combinación de inversiones en todas las áreas del modelo de innovación. (View Highlight)