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Highlights

  • Muchos economistas han estudiado la interacción entre las instituciones y la economía. Lo que distingue a estos tres galardonados es el uso del análisis económico para sus investigaciones, haciendo hincapié en los incentivos individuales a la hora de formular hipótesis y modelos, y la búsqueda de validación estadística. Esto es distinto a lo que, por ejemplo, hacía J.K. Galbraith, representante de la escuela de economía institucional, cuando proponía que las relaciones entre grandes empresas y gobierno obedece a dinámicas propias ajenas al mercado. (View Highlight)
  • Partir de la premisa «las relaciones de poder importan» no es formular una teoría, sino abrir una línea de investigación que puede dar lugar a teorías muy distintas. Lo relevante es el poder explicativo de cada una de ellas. Así, se puede desarrollar una teoría en términos de lucha de clases, de grupos de presión, de coaliciones de interés, de clanes o de castas, por poner unos ejemplos. Cada una de ellas deberá mostrar un mecanismo causal explicativo y su alcance, es decir, el conjunto de sociedades cuya evolución económica explica. De esta manera podremos evaluar los méritos de cada una. (View Highlight)
  • Por poner un ejemplo, Acemoglu y Robinson proponen que lo que impulsó el final del régimen de apartheid en Sudáfrica no fue la oposición entre blancos y negros, ni entre burguesía y proletarios, sino entre quienes se beneficiaban del régimen y quienes se veían perjudicados. Los propietarios agrícolas y mineros se beneficiaban de una gran cantidad de mano de obra que no podía dedicarse a otras labores. Los propietarios industriales y de servicios, más necesitados de mano de obra especializada, no podía contratar para esos trabajos a trabajadores negros. Los trabajadores blancos especializados no tenían competencia, los no especializados tenían demasiada. Obviamente, la población negra era la gran perjudicada. El cambio de régimen fue debido a la coalición de todos los perjudicados, la alianza arcoíris. (View Highlight)
  • En este libro se recogen investigaciones como la anterior para sostener la tesis principal: las instituciones explican el progreso de las sociedades y sus cambios requieren coaliciones ganadoras que los promuevan. En estas luchas, los ganadores podrán imponer instituciones extractivas o inclusivas. Si las mafias, el estado, el colonizador o los funcionarios corruptos se apoderan de gran parte de los ingresos de trabajadores y empresarios ajenos al poder, los incentivos para invertir en mejoras económicas serán muy pequeños. Las élites extractivas tampoco tendrán incentivos en mejorar. Por una parte, encuentran lucrativa la situación actual. Por otra, un cambio a otro tipo de instituciones más inclusivas no garantiza su continuidad como parte de las élites dominantes. No es fácil convencer a un grupo de familias que dominan la economía de un país de que seguirán teniendo garantizadas sus rentas en una economía más abierta. (View Highlight)
  • Hay otras teorías sobre por qué unas sociedades son más ricas que otras. Por ejemplo, Dared Diamond, en su libro, Armas, gérmenes y acero (1997), sostiene que las diferencias geográficas, con su influencia en el clima, la biodiversidad y las comunicaciones, son la causa. Frente a ello, Acemoglu y Robinson presentan numerosos casos en los que esa no puede ser la explicación. Estos incluyen las diferencias entre las dos Coreas y las dos Alemanias, entre los mexicanos que quedaron a uno y otro lado de la frontera entre México y EE. UU., entre las regiones peruanas del altiplano con diferentes instituciones coloniales en el pasado y entre países vecinos como Botsuana y Zimbabue, por nombrar unos casos. Otras teorías, como la diferencia cultural o religiosa son igualmente rebatidas con este tipo de ejemplos y con otros en los que se muestran sociedades que, sin cambiar cultura ni religión —ni, claro está, geografía—, pero sí cambiando las instituciones, progresan o se estancan según las nuevas que adopten. (View Highlight)
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  • Aquí, los autores desarrollan su teoría sobre las dinámicas que subyacen a los cambios institucionales en una sociedad. Una sociedad con un estado demasiado fuerte —una monarquía del antiguo régimen o un país de la antigua Europa comunista— carecerá de un contrapeso en la sociedad que presione para la adopción de instituciones inclusivas. En el caso opuesto, un estado demasiado débil —una sociedad feudal a merced o una tribal— no podrá oponerse a los grupos de poder en la sociedad (clanes, mafias o grandes propietarios, entre otros) ni proporcionar a la sociedad los bienes públicos necesarios para su desarrollo. El pasillo estrecho se refiere al equilibrio que debe haber entre el poder del estado y el de la sociedad civil. Un país en el que las instituciones civiles como medios de comunicación, centros de enseñanza, agrupaciones culturales, sindicatos, etc., están al servicio del gobierno y su causa, no tendrá una sociedad civil que controle mínimamente al estado. De ser cierta esta teoría, comités de defensa de la república, de la revolución o grupos paramilitares serían contrarios a este necesario equilibrio en el estado que defenderían. (View Highlight)
  • Reconocen, sin embargo, que un caso moderno podría refutar su teoría: China. Según su teoría, al carecer de una sociedad civil fuerte e independiente del estado, China terminará estancándose. Su periodo de expansión tiene su analogía en el desarrollo de la industria soviética tras la guerra. En este caso, el progreso duró mientras extendía y adaptaba las tecnologías existentes, pero terminó al ser incapaz de adoptar las nuevas de una manera eficiente. Está por ver cómo será el caso chino, aunque de momento parece no seguir claramente las predicciones de la teoría. Podemos ver que China lidera en los sectores de baterías, vehículos eléctricos, drones comerciales, robots industriales y de construcción, y telecomunicaciones. Está atrás en farmacéutica, biología, semiconductores, inteligencia artificial e informática. (View Highlight)
  • Llegados a este punto, echo en falta una discusión más ordenada. Las distintas teorías que compiten para explicar las diferencias de desarrollo entre las sociedades no tienen por qué ser excluyentes. Un análisis empírico ideal nos diría, por ejemplo, qué parte de la riqueza se explica por cada una de las distintas causas. El que no tengamos datos para hacer este análisis no implica que debamos optar por una u otra. Si acaso, iremos acumulando casos que lleven a concluir que una de ellas es más importante en algunas circunstancias. Eso ya será mucho. (View Highlight)