Según un estudio de 2006, publicado en el Psychonomic Bulletin & Review, los adultos mayores de 40 años se perciben a sí mismos, de media, un 20% más jóvenes de lo que marca su DNI. Esta diferencia empieza a gestarse a los 25 años, ya terminado el recorrido académico, cuando se pierde la referencia directa y constante de los compañeros de clase. Al llegar a los 30, alrededor del 70% de la población se siente más joven de lo que realmente es. Y la discrepancia aumenta con el tiempo. Como dicen los autores de un estudio sobre el tema de la Universidad de Virginia, «el envejecimiento subjetivo parece ocurrir en Marte, donde una década terrestre equivale a 5,3 años marcianos». (View Highlight)
No es algo matemático ni le sucede a todo el mundo, pero llega un momento en la vida en el que uno empieza a disociarse del número que arde en la tarta de cumpleaños. Psicólogos y científicos llevan estudiando este fenómeno desde los setenta. Algunos se preguntan por los factores culturales que nos empujan a vernos más jóvenes. En un estudio de la Asociación Americana de Psicólogos de 1989 se aseguraba que «es una forma de negación defensiva que permite alejarse del estigma asociado al envejecimiento». (View Highlight)
Alfonso no cree que haya que culpar a una persona madura por autopercibirse o presentarse ante el público usando los códigos propios de generaciones más jóvenes, pero sí analizar el contexto social que la empuja a hacerlo. “Tener una edad subjetiva de 20 a los 65, expresa que posiblemente nos autopercibimos como personas enérgicas, fuertes, atractivas y activas, pero ¿por qué no podemos asociar esas cualidades a tener 65 años?”, se pregunta. (View Highlight)
Es lo que le ha sucedido en los últimos años a Madonna. La cantante, de 64 años cronológicos, ha sido criticada por cómo se muestra en sus redes sociales: una mujer segura de sí misma y de su sexualidad. Madonna perrea rodeada de jóvenes que podrían ser sus hijos (a veces lo son), fuma porros, enseña sus vibradores y se une a tendencias virales de TikTok. Cuando se analizan los comentarios de las redes sociales, se concluye que hay muchas personas que ven esto como un gran problema. Entienden que la mujer, llegados los 60, debe taparse y no llamar la atención. Y Madonna rompe con esta idea a cada post. La cantante contestó así a los haters que critican su físico. «Otra vez me veo atrapada en la mirada del edadismo y la misoginia, que tanto domina el mundo en el que vivimos. Un mundo que se niega a celebrar a las mujeres que pasan de los 45 años y que siente la necesidad de castigar a una mujer que sigue siendo fuerte, trabajadora y aventurera. Nunca me he disculpado por ninguna de las decisiones creativas que he tomado ni por mi aspecto o manera de vestir, y no voy a empezar ahora». (View Highlight)
Para Belén Alfonso, Madonna “viene a enseñar que la actividad física, el erotismo y ser tendencia en redes sociales no es un comportamiento exclusivo de una edad determinada”. Pero hay también en este caso un contexto social que merece ser tenido en cuenta. El problema no es que Madonna haga lo que le dé la gana; el problema es una industria musical en la que solo se concibe que una diva del pop sea una mujer joven. Una industria que empuja a las mujeres maduras a echar mano de operaciones estéticas y Photoshop para encajar en un canon monolítico. (View Highlight)
Este sociólogo asegura que autopercibirse con una edad subjetiva menor a la real puede tener efectos positivos. “Las personas que lo hacen tienden a tener mejores condiciones de salud, a ser más felices con sus vidas e incluso a morir a edades más avanzadas”, explica. Pero hay que coger estos resultados con pinzas, pues no se sabe hasta qué punto son causa o consecuencia. ”Este fenómeno ocurre sobre todo entre personas activas para su edad”, puntualiza. Hay otros factores que pueden ayudar a percibirse unos años más joven, como ser sociable, cultivar aficiones o tener relaciones intergeneracionales. (View Highlight)
Todos estos estudios, todas las teorías, parecen resumirse en una idea bastante simple: es difícil encontrar tu sitio al entrar en la edad adulta. Despierta las mismas suspicacias el cuarentón que se la da de bro que aquel que asegura que la música dejó de molar, qué casualidad, el último día que salió de fiesta. Autores que fueron adalides de la modernidad, como Bret Easton Ellis, han escrito ensayos sobre ello, reivindicado un adanismo retroactivo, cuanto menos sorprendente. «El Nueva York al que yo me mudé no es el que dejé, era muy distinto. Empezó a ser un espacio cerrado para ricos y turistas. Todos los jóvenes que conocía se fueron porque no se lo podían permitir. Una ciudad sin jóvenes y sin cultura joven es un museo, como San Francisco», aseguró en una entrevista en EL PAÍS. (View Highlight)
Todos somos, en nuestra cabeza, los que mejor se conservan de la reunión de antiguos alumnos del instituto. Es lógico, es sano, pero no es real. Y puede que sea un chasco confirmar que te ves igual de mayor que todos esos viejos de tu edad. Pero al final del día percibirse más joven puede ser bueno para la salud física y mental. Mostrarse combativa como Madonna, bailarina como Paddy. Eternamente joven. Hasta el final. (View Highlight)