Las mujeres jóvenes empiezan a dejar atrás a los hombres, explica en un excelente artículo John Burn-Murdoch en FT (en inglés): en 2022 fue la primera vez que la mujer joven promedio del Reino Unido tuvo ingresos superiores a los de su homólogo masculino.
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“En el mundo desarrollado, la proporción de hombres jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo no ha dejado de aumentar desde hace décadas. En países como el Reino Unido, Francia, España y Canadá, por primera vez en la historia hay más hombres jóvenes que mujeres en activo al margen de la economía. A diferencia de las mujeres jóvenes, estos hombres tampoco suelen ocuparse del cuidado de otros miembros de la familia. Están a la deriva y es probable que sean ellos mismos quienes necesiten cuidados. Más del 80% de este grupo en el Reino Unido declara tener problemas de salud de larga duración.” (View Highlight)
Esto está llegando a España, empezando por el número de universitarios de cada género. Aunque los hombres eligen carreras universitarias con mejores índices de inserción laboral que las mujeres, ellas representan el 60% de los titulados que salen a día de hoy de las facultades:
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Funcas de hecho recoge que, entre los menores de 25 años en España, las mujeres ganan por hora, en promedio, más que los hombres de la misma edad. (View Highlight)
Las chicas veintañeras son cada vez más de izquierdas, los chicos se están yendo hacia la derecha. Lo comentamos en “La gran división es mujeres vs hombres. Y jóvenes vs jubilados”. Datos actualizados en EEUU, “El 53 por ciento de los hombres jóvenes de esos estados “indecisos” apoyó al expresidente Donald Trump, frente al 29 por ciento de las mujeres jóvenes”. Y además de tener más al partido demócrata, votan más, explica Claire Cain Miller en NYT en español. (View Highlight)
En España, la donación de órganos debe ser altruista y voluntaria, estando prohibido expresamente cualquier tipo de compensación económica por la donación de órganos. Convención de Naciones Unidas, leyes y directivas americanas, europeas y de cualquier parte del mundo. Es prácticamente una norma universal. (View Highlight)
Con la nueva ley, de ser aprobada, se plantea un plan de compensación regulado con un crédito fiscal de 50.000 dólares a donantes vivos de un riñón. A diferencia del tráfico de órganos, estaría supervisado y la asignación del órgano seguiría los criterios del sistema sanitario, con prioridad a los que llevan más tiempo esperando. (View Highlight)
Entre las críticas: efecto llamada de personas que se vayan a Estados Unidos a donar, exigencias en países en desarrollo para que se establezca una compensación similar y, añado, convertir algo altruista y fuera del mercado en otro aspecto más de la vida cuantificado económicamente. Pero, claro, es más fácil estar en contra cuando uno no se está muriendo a la espera de un riñón. (View Highlight)
Un apunte extra. Me crucé hace tiempo con este viejo reportaje de Larissa MacFarquhar en New Yorker (en inglés) y me lo fui leyendo a sorbitos, como un pequeño ensayo. El artículo consigue reflejar la extrañeza con la que contemplamos los actos de altruismo tan generosos como donar un riñón en vida a un desconocido, a alguien con el que no existe una conexión personal y afectiva. La admiración, el escepticismo, ¿qué buscarán realmente estos donantes?, la gratitud y el conflicto alrededor de uno de esos casos de generosidad inexplicable. (View Highlight)
Del archivo. Divulgadores como Antelm Pujol en Twitter suelen compartir estudios y metaanálisis que reflejan que la recomendación clásica de 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal es antigua y obsoleta. Aumentar la ingesta de proteína no es sólo beneficioso y recomendable para la población deportista, sino que tiene ventajas para la salud de casi cualquier individuo. (View Highlight)
Es el momento de la proteína, que ha salido del círculo de conversación de los fuertecitos (y fuertecitas) para convertirse en un aspecto en el que se centran cada vez más dietas. De hecho cada vez vemos más productos y énfasis en las proteínas: yogures, natillas y mousse, leche desnatada pero con suplementación de proteína, hasta las latas de melva canutera o sardinas en lata lo indican “fuente de proteína”. Es lo que refleja Javier Lacort en Xataka:“Los productos basados en un alto aporte proteico se han multiplicado en los supermercados, pero suelen ser productos procesados, desplazando a alimentos reales con alto aporte proteico que siempre han estado ahí”. (View Highlight)
Parte del argumentario lo podemos encontrar más desarrollado en Fitness Revolucionario: “Las recomendaciones nutricionales actuales, bajas en proteína, junto con el aumento de los alimentos ultraprocesados (bajos en proteína y en fibra), han contribuido a la epidemia de obesidad actual y a que nos cueste tanto adelgazar”. Adicionalmente, una lectura interesante para seguir con el tema es otro de Marcos Vázquez: “¿Cuántas ingestas de proteína debes hacer al día? ¿Y con Ayuno Intermitente?” (View Highlight)