Aunque Haidt se basa en datos de otros países, organizaciones como Cyber Guardians han hecho un trabajo similar en España. Su informe muestra correlaciones entre el aumento de adopción del móvil y de conexiones de alta velocidad con enfermedades mentales diagnosticadas en niños y adolescentes. (View Highlight)
Pero hay un debate sobre qué tan atada tienen Haidt y compañía la causalidad entre tiempo de pantallas, redes sociales y crisis de salud mental en jóvenes. Antonio Martínez Ron hace un excelente resumen en El Diario de las críticas al trabajo del psicólogo, en especial las de la psicóloga Candice L. Odgers. En Wired en español explican cómo Pete Etchells sostiene que la investigación actual sobre el tiempo de pantalla y la salud mental es insuficiente y como hay un estudio de Oxford que concluyó que las pantallas tienen un impacto negativo muy pequeño en el bienestar. Haidt, en su lista, contesta a los críticos. (View Highlight)
Tras leer estas semanas a unos y a otros, los argumentos de los que apuntan a que la causalidad entre uso de móvil y redes sociales no está demostrada y que para establecerla me han resultado convincentes como para dudar de que Haidt haya conseguido establecerla. (View Highlight)
Ahora bien, la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia. Es decir, creo que el trabajo de Haidt y otros apunta a que es muy probable que haya una incidencia en la salud mental de los jóvenes, en especial de las niñas. El riesgo es tan alto que no podemos esperar décadas de estudios que lleguen a una conclusión definitiva para tomar medidas. (View Highlight)
En la entrevista de Tyler Cowen a Haidt (en audio, transcrita en inglés) el entrevistador plantea algunos puntos interesantes. Coincido en uno de ellos que encuento crítico respecto a qué hacer con internet, plataformas y jóvenes: no es razonable su asimilación al tabaco porque hay muchos aspectos beneficiosos en su utilización. Es más, añado, el de darte a conocer y aumentar tu red de contactos es más relevante cuanta más baja es tu clase. (View Highlight)
La vida de estos jóvenes va a desarrollarse en parte en analógico, en parte en digital (me explico sobre esto en “Dos ideas de metaverso en disputa”): negarles todo acceso a internet es aislarles de parte del mundo real en el que se tendrán que desenvolver y para el que los tenemos que preparar. (View Highlight)
Mi impresión es que resulta muy razonable que se limite el tiempo de uso en niños de móviles, que no se les exponga a redes y plataformas hasta cierta edad, que tengan muchas más horas sin pantalla (en el colegio sin móvil también) y que toda la sociedad reflexionemos sobre un exceso: los hemos protegido demasiado en el mundo físico, con menos calle y juegos sin adultos, y los hemos dejado demasiado expuestos en el digital. (View Highlight)
Me crucé con este hilo en Twitter de Andrew Wilkinson en el que relata una situación tipo “directivo digital anglosajón toca fondo” y en algunos aspectos me identifiqué: el chequeo continuo de aplicaciones estimulantes, la necesidad de sentirme productivo cada segundo, la incapacidad de parar. Wilkinson se autodiagnostica un adicto a la dopamina (no es mi caso, yo sólo me pongo de vez en cuando) y se receta una desconexión total de un mes (View Highlight)
El mundo de la dopamina y otros neurotransmisores es fascinante. Anne Trafton en MIT News (en inglés) compartía como con un sensor de resonancia magnética (MRI) han descubierto que la dopamina liberada dentro del cerebro influye en regiones próximas y distantes de éste. En otro nivel me interesa mucho la aproximación a lo Umair Haque en Medium (en inglés) sobre “la economía de la dopamina”, de cuya tesis podríamos concluir que algunos de los mejores cerebros de nuestra generación no es que se dediquen a conseguir que hagamos click en anuncios, se ocupan de producirnos chutes de droga para dirigirnos a los objetivos de negocio de sus aplicaciones, traduzco: (View Highlight)
“Cada minuto, cada treinta segundos. Actualización, escándalo político. Actualización, chismes de celebridades. Actualización, indignación. Actualización, el Black Friday comienza pronto. Desencadenar. Aumento. Liberación. Recompensa. Whoosh. Subidón. Choque. Repetir. Lo has sentido y yo lo he sentido, así que no hay necesidad de negarlo. El pequeño subidón de adrenalina de encontrar un mejor trato, fecha, hora, placer. Hemos construido una economía de la dopamina. Es profundamente adictivo, profundamente tóxico para nosotros como sociedades de personas, y ya es hora de comenzar a lidiar con eso. Por economía de la dopamina, me refiero a esto. (View Highlight)
Hemos ido más allá de la creación de consumidores, eso fue lo que hicieron los ‘‘Mad men’: hoy, hemos creado adictos al algoritmo”. (View Highlight)
En Silicon Valley se pusieron de moda los ayunos de dopamina que, como explicó Santiago Campillo en Xataka, consisten más o menos en evitar los actos que nos producen satisfacción rápida e inmediata. Kirsty Grant de la Bbc (en inglés) se lo tomó en serio y nos regaló un testimonio en primera persona (en inglés) y nos advierte “hablen con su médico antes de hacer esto” al relatar su ayuno de estímulos durante 24 horas (lo pasa mal Grant y es que al parecer esto de la dopamina incluye también no comer nada y claro, así no hay quien lleve bien no poder engancharte en Twitter con alguien para lidiar con el mal humor sobrevenido) (View Highlight)
De momento me he puesto con el libro “Dopamina: Cómo una molécula condiciona de quién nos enamoramos, con quién nos acostamos, a quién votamos y qué nos depara el futuro” de Daniel Z. Lieberman y Michael E. Long (Amazon, Todos tus libros). Ando intentando formarme un análisis más amplio, los que leo por ahí (Lidia Caro recoge varios en Valencia Plaza) me resultan demasiado “arrimadores del ascua a mi sardina”. (View Highlight)
El 60% de mayores de 65 años en España tiene otra vivienda más en propiedad, que le genera rentas. Javier Jorrín en El Confidencial. “Nunca antes las rentas del capital de los jubilados fueron tan altas. Si se compara con el año 2011, los ingresos del capital de los hogares entre 65 y 74 años han aumentado un 374% a precios constantes. Por el contrario, las rentas de los jóvenes menores de 35 años se han reducido un 23% en esa década”. El mercado se adapta, “La explosión del alquiler por habitaciones está cambiando las casas en España: por qué el salón de casa empieza a estar en peligro de extinción” explica Alejandro Nieto en El Blog Salmón. (View Highlight)
La reactivación de la industria nuclear ha provocado un “tsunami plateado” de jubilados que vuelven al trabajo. La oferta de nuevas centrales en todo el mundo empezó a caer tras la catástrofe de Chernóbil de 1986, un declive que se agravó con la fusión de la central japonesa de Fukushima en 2011. Ahora se están construyendo nuevos reactores en varios países, impulsados por la demanda de energía fiable con bajas emisiones de carbono, pero hay escasez de trabajadores cualificados gracias a la caída de décadas. Sólo Estados Unidos necesitará 55.000 nuevos trabajadores de aquí a 2030, y muchos de esos puestos serán ocupados por jubilados. Sarah White y Jamie Smyth en FT (en inglés) (View Highlight)
Paulette Perhach en NYT (en inglés) sobre la gente que alquila indefinidamente. Desde el punto de vista económico, comprar una casa es una gran apuesta apalancado en deuda. La vida siempre de alquiler tiene un racional (que yo no comparto vitalmente): la vivienda no es el mejor activo a largo plazo, es poco líquida y comparte riesgo geográfico con tu trabajo. (View Highlight)