Ayudo a hacer los deberes a mi hija de 6 años, esas cosas que la modernidad nos ha traído. Mis padres nunca me ayudaron y así creo que debería ser, no va a haber nadie para sacarles las castañas en 10 años. Es de las cosas más aburridas que alguien puede hacer, ver como alguien las pasa putas para hacer una suma trivial o leer una frase con 5 palabras de 6 letras cada una es horroroso y si tienes poca paciencia te llevan los mismos demonios. Sé que son 6 años, pero aún así duele. (View Highlight)
No todo es malo (no soy tan mal padre) tiene cosas interesantes. Ver como un humano aprende cuando viene de la nada es absolutamente maravilloso. No tener ni la menor idea de las reglas establecidas, unido a que un niño de 6 años es como un adulto pero borracho todo el día, hace que salgan por peteneras continuamente, enlacen temas totalmente descorrelados, entienden diferente. Los problemas suelen ser cerrados. Marca la respuesta correcta. Dos más tres. Une las relacionadas. Nada se deja al azar. Tiene sentido, si la cantidad de atención que un niño es reducida, imaginate si además no le pones puertas al campo. (View Highlight)
Y el tema es que el mundo real no es así. Para luchar contra esto le digo a mi hija que cuando no sepa algo o dude ponga una nota al margen con lo que ella piensa. Son notas muy ingenuas pero por lo menos deja una pequeña puerta abierta a que razone, a que no haya una sola forma de hacer las cosas y abre una puerta a la conversación con el “otro lado”. No diré que no cuesta hacerle escribirlas, pero es seguramente lo único que saque de beneficio. (View Highlight)
Llegamos a la edad adulta y hemos vivido en un mundo donde todo son preguntas cerradas y respuestas que no se pueden salir del guion, en el momento que hay folio en blanco o el problema que queremos resolver es muy abierto, tan abierto que ni siquiera la propia definición del problema puedes darla por completa, estamos absolutamente vendidos. (View Highlight)
Y toda esta explicación para llegar a los procesos de selección en las empresas. En el proceso de contratación que sigo, hay siempre una prueba técnica. Esta prueba (por aquí un ejemplo) es una frase vaga con un problema muy mal definido y cuales van a ser los criterios de valoración. El principal es sobre el proceso de decisión, no tanto el resultado. (View Highlight)
La mayoría de la gente va sobre railes. Resuelve el problema sin hacer ni una sola pregunta, sin hacer “challenge”, como si no se pudiese cambiar nada, como si no hubiese margen para negociar y entender las razones. No preguntan o preguntan para responder y no para entender. No se dan cuenta que resolver un problema es un proceso de iterar con otra gente, de acotar el problema hasta que acorrale a la solución. A veces no hay solución y hay que llegar a un compromiso. Nada de esto se enseña en el proceso educativo donde todo tiene su respuesta y lo tenemos metido hasta el mismo bulbo raquídeo, al lado de la función de respirar. (View Highlight)