Laura Hall recopila más movimientos de hostilidad contra los viajeros de vacaciones en su pieza en BBC en español “Las protestas contra los malos turistas que se multiplican en los lugares más visitados del mundo”. Uno de los aspectos en los que estoy muy de acuerdo con el artículo es que no es cierto que los turistas ahora sean peores, es que ahora hay muchos más. (View Highlight)
El crecimiento económico de España sigue dependiendo del turismo. De no ser por el sector turístico, el PIB nacional habría crecido un 0,8% en 2023, en lugar de hacerlo un 2,4% como estimó el Banco de España. (View Highlight)
De momento, 2024 va a ser año récord en España (Exceltur estima que el PIB turístico crecerá un 8,6% este año, hasta superar, por primera vez, los 200.000 millones de euros. Raquel Bonilla en La Razón) y en el mundo (uno de cada 10 dólares que genera la economía mundial corresponde al sector de los viajes y el turismo según la WTTC, Hoteltur). (View Highlight)
Vicente Nieves y Mario Becedas explican en El Economista que el turismo sigue siendo nuestro petróleo. La demanda turística es rígida: los visitantes siguen llegando a pesar del aumento de precios. Los hoteles aumentan sus ingresos por habitación y las tarifas siguen subiendo. Es “el turismo de venganza” tras los años de pandemia. (View Highlight)
Mientras los más viajeros están explorando nuevas y extravagantes fórmulas y motivos para desplazarse. Los “viajes misteriosos”, en los que los clientes cambian la planificación de un viaje por la sorpresa de llegar a un destino desconocido son una tendencia en alza, según Laura Hall en Time Out (en inglés). Por su parte Heze, ciudad de la provincia de Shandong situada a medio camino entre Pekín y Shanghai, es el último centro turístico de China. Los visitantes acuden en masa porque es la ciudad natal de la celebridad de internet, el cantante Guo Youcai, con la esperanza de verle. Dentro vídeo en Youtube (en chino, subtitulado en español) (View Highlight)
John Tones en Xataka explica cómo en Estados Unidos la situación es similar a partir del descalabro de “Furiosa”: “La película de George Miller ha recaudado apenas 32 millones de dólares en los cuatro días festivos, lo que convierte este fin de semana del Memorial Day en el peor de los últimos 29 años, con una bajada en recaudaciones de nada menos que el 36% si lo comparamos con el mismo fin de semana del año pasado”. (View Highlight)
A la búsqueda de explicaciones a la bajada de espectadores tenemos a una serie de sospechosos habituales. El precio de la entrada y de la comida en el cine, el menor civismo, la mejora de las teles y de los servicios de cine por internet y el relevo generacional suelen aparecer primero. O el clásico, “es que las películas de antes son mucho mejores”. (View Highlight)
Leyendo comentarios en Twitter (Madre de Satán o Jorge Caraballo) aparece una nueva interpretación: la experiencia de ir al cine es menosinstagrameable. Y encaja (no de forma literal) con lo que creo que es parte de lo que está sucediendo. En Error500 intenté plantear que esta es la década en que cine y televisión empezarán a dejar de ser la forma dominante de entretenimiento porque videojuegos y “los contenidos en internet” están desplazándolos en la excitación, la creación de fandom, la mitomanía y hasta en la pasión con la que se defienden o atacan unos a otros. (View Highlight)
Tiendo a explicar el fenómeno a partir del metaverso digital: por un lado se redefine la experiencia (apuesto a que cada vez más en casa se ven las películas partidas, sea en episodios en distintos días o con parones) y nos acostumbramos a piezas más cortas; por otro una vez que has perdido el papel central como referencia cultural los incentivos de medios (sean tradicionales sean creadores de internet) para referenciarte son menores. Es más difícil que una película sea un meme de éxito precisamente porque vas teniendo menos masa crítica de emisores y posibles receptores del meme. A la inversa tenemos la paradoja de Netflix, cada vez es peor pero cada vez tiene más éxito. (View Highlight)
Y sí, hay una parte de vivir para contarlo. O para vivirlo y que sea susceptible de ser contado. Hay algo en experiencias como la de viajar a otro país o la de ir a un concierto de Taylor Swift que nos hacen pensar que “yo lo presencié, yo formé parte de ese momento memorable”. Aunque esté muy ritualizado y no sea interactivo o a la carta que son los elementos del digital que se suelen subrayar. Jorge Galindo explora este tema contra el cinismo y los conciertos de la estrella. (View Highlight)
Entre los puntos que pone sobre la mesa cabe destacar el de los rendimientos económicos de las distintas titulaciones, que son muy diferentes, como lo es también la probabilidad de desempeñar un empleo desencajado por ámbito de estudios. Es decir, que uno podría seguir su pasión y acabar con gran probabilidad en otra cosa y encima ganando muy poco dinero. Además las “pasiones” pueden cambiar en la vida, no son las mismas muchas veces en los 30s que con los 18 al salir del instituto. En España, los universitarios tienen una prima salarial de casi el 50%, respecto a los que no han ido a la universidad. (View Highlight)
Actualizo con “las carreras y universidades para ganar más que la generación de tus padres”. Un título universitario casi garantiza superar el salario medio de España, pero no es así en todas las carreras. Javier Jorrín y Miguel Ángel Gavilanes en El Confidencial (View Highlight)
Recogen Sapna Cheryan y Therese Anne Mortejo en NYT (en inglés) algo que también cita Cabrales. Cuando se les pide a los estudiantes que identifiquen sus pasiones, tienden a citar intereses y comportamientos típicamente femeninos y masculinos. Por ejemplo, las mujeres son más propensas a decir que quieren hacer arte o ayudar a las personas, mientras que los hombres son más propensos a decir que quieren hacer ciencia o practicar deportes. Por eso los autores desaconsejan a los estudiar lo que les guste, en un giro no precisamente inesperado: haz lo que te gusta pero sólo si lo que te gusta es “lo correcto”. (View Highlight)
Recomiendo mucho esto de Simon Kuper en FT (en inglés) sobra la idea de “seguir tu vocación” en la carrera profesional. Entre la vía la vocacional (a menudo promovida en los discursos de graduación, ese ideal de seguir una pasión y convertirla en una carrera) y la oportunista, el autor detecta mucho cherry picking en la defensa de la primera (¡Elon Musk! ¡Cristiano Ronaldo! ¡Shakira!) y argumenta que la ruta oportunista suele llevar a mayor éxito económico. El individuo vocacional suele ser menos ambicioso respecto a ascensos, tiene motivaciones más fuertes que el dinero, se especializa mucho en lo suyo y suele carecer de “un plan B” cuando la industria en la que trabaja se desmorona. “Mejor aún si, como la mayoría de la gente, nunca encuentras una vocación. Eso te libera para saltar a la siguiente industria de moda, o para subir la escalera y convertirte en el jefe. Puedes dirigir (y a menudo frustrar) a personas con vocación. Tu vida no está marcada por una incómoda estrella interior, sino por atractivas ofertas.” (View Highlight)
En esa última frase me detengo, “la mayoría de la gente nunca encuentra una vocación”. Quizás es que los relatos y el discurso público los crean una minoría muy vocacional de creadores, escritores, artistas y periodistas. Cabe recordar algunas ediciones de la Causas y Azares para poner este tema en perspectiva: (View Highlight)
El periodo de mestizaje entre humanos y neandertales fue más breve y reciente de lo que se pensaba. Según Michael Eisenstein en Nature (en inglés) y Sergio Parra en NG, casi todos los humanos modernos que no son únicamente de ascendencia africana tienen genes que se remontan al emparejamiento entre las dos especies. Se calcula que los encuentros entre Homo sapiens y neandertales se produjeron hace entre 50.000 y 60.000 años. Pero un nuevo análisis genético sugiere que estas relaciones comenzaron hace 47.000 años y duraron sólo 6.800. Muchos genes neandertales se han eliminado posteriormente de nuestros genomas, lo que sugiere que no eran útiles para los humanos desde el punto de vista evolutivo y que, por tanto, se seleccionó en contra de ellos. (View Highlight)
Los británicos mueren solos, y a veces pasan semanas hasta que alguien se da cuenta. The Economist (en inglés) sobre cómo un nuevo estudio sugiere que la frecuencia de la descomposición cuando encuentran un cadáver puede utilizarse como indicador del aislamiento social. (View Highlight)
La yakuza ahora roba cartas de Pokémon. El nuevo pez gordo del crimen en Japón es este. Considerado como un “Uber del crimen”, oficinistas, estudiantes o exyakuza cometen delitos ocasionales para llegar a fin de mes o darse lujos inalcanzables. Josep Solano en El Confidencial. (View Highlight)